Totalmente decepcionante la aptitud altiva y prepotente con la que aparecen en los medios de comunicación algunas personas aseverando que sus manos están limpias, aún sabiendo que, si enlazamos los pequeños detalles que van apareciendo se crea la gran duda de la existencia de tanta pulcritud.
¡Hasta cuando se van a estar riendo en nuestras caras!
Como pretenden hacernos creer tal patraña si hemos podido ver besos, comidas, saraos, abrazos y elogios entre ellos.
Pero como nada parece imposible para estas personas, hacen que en un "pis-pas" se borre todo y aparezcan sus caras con el gesto de sorpresa y las frases típicas del "no le conozco" o "yo no sabía nada"
Y yo me pregunto, si la mayoría no sabe lo que ocurre a su alrededor y son tan ignorantes como nos quieren hacer creer, ¿están entonces capacitados para estar en los puestos que ocupan?
La respuesta creo que está clara pero como aquí nadie quiere verse salpicado siempre aparece la misma palabra "Dimisión"
¡Dimisión! Yo no diría que esa fuese la palabra correcta a utilizar dado que, si una persona está ocupando un alto cargo de responsabilidad, es valga la redundancia, responsable tanto de sus actos como de lo que ocurre con las personas en las que haya podido delegar. No debe existir licencia alguna para no saber lo que se cuece a su alrededor y debe asumir su parte de culpa, ya que su trabajo y obligación consiste básicamente en controlar y vigilar que todo se está haciendo correctamente y, si no está preparado o no tiene capacidades suficientes como para realizar bien dicho trabajo, pues es obvio que no es apt@ para ocupar el cargo y debería ser automáticamente reemplazad@ por orden de sus superiores.
Así que llamemos a las cosas por su nombre y cambiemos la palabra "dimisión" por "cesar, despedir, sustituir" o cualquier otro sinónimo que quieran utilizar, pero que no laven su conciencia utilizando la palabra dimitir para no tener que actuar en consecuencia.
Y si a quien le compete esa decisión no es capaz de actuar como debiera, entonces tendríamos que empezar a pensar que los que están por encima tampoco se merecen el puesto que ocupan.
¡Vamos que no es tan difícil! Tan sencillo como extrapolar esta situación a una empresa cualquiera y a un trabajador normal (normal= ciudadano del pueblo, lógicamente No AFORADO). Misma situación, mismos datos, habría durado décimas de segundo en permanecer en dicha empresa. El trabajador hubiese sido puesto de patitas en la calle, con los bolsillos vacíos y seguramente sus manos portasen una denuncia ante la que creo que no le sería tan fácil de escurrir el bulto como a otros.
Pero volvamos al caso anterior donde ocurriendo lo mismo, lo paradójico es que muchas de estas personas que nos intentan convencer de ser unos pobres ignorantes de las obligaciones y responsabilidades que conllevan adheridas su cargo y que en algunos casos hasta se refugian en desconocer las leyes vigentes en nuestro país (aún habiendo ocupado un alto cargo en ese área), no solo siguen en sus cargos de alta responsabilidad, si no que al finalizar su candidatura se colocan con toda la facilidad del mundo en una gran multinacional y/o en otro cargo vitalicio, dando la impresión el resto de los mortales que han conseguido "irse de rositas" y como no, de no pegar ni palo al agua.
Querido Antonio Machado, España si que empieza a parecerse a un país de pandereta.