El pasado día 12 de noviembre me vi sorprendida con el rápido preacuerdo firmado por el partido PSOE y Unidas Podemos para formar gobierno en España.
Tal vez este hecho me hubiera parecido algo más normal si al menos hubieran hecho algo de paripé reuniéndose antes con otros partidos o hubieran tenido paciencia una o dos semanas más antes de dar a conocer sus misteriosas avenencias. Total que más les daba ya después de habernos mareado tanto estos últimos años, ¿no os parece?
Por eso, en mi cabeza ronda un halo de desconfianza que me lleva a dar vueltas una y otra vez sobre ese escenario, y no puedo evitar llegar finalmente a una hipótesis algo descabellada.
-¿Cómo es posible que sólo necesitaran unas cuantas horas para llegar a sentirse cómodos el uno con el otro y repartirse el pastel tan rápido a pesar de haberse reunido anteriormente en innumerables ocasiones sin éxito alguno?
Creo que veo demasiadas series de conspiración pero, me resulta tan difícil no caer en la tentación de no pensar que todo haya sido tramado ya con antelación a las elecciones. Que todo haya sido un fraude, que todo estaba ya hablado y que el único motivo de volver a ir a urnas sólo haya sido un juego sucio pactado por ambos partidos con la intención de obtener cómodamente una mayoría absoluta en conjunto sin tener que hacer partícipes a terceros non gratos. Tal vez pensaron que los ciudadanos al ver que el voto dado a pequeños partidos servía más bien para poco, se decantarían esta vez por alguno de los dos partidos líderes y ahí es donde entra en escena la suma del tercer partido hasta la fecha en cabeza (Unidas Podemos).
Aunque parece que les ha salido el tiro por la culata, tal vez no contaron con la posibilidad de dejar escapar el voto de alguno de esos ciudadanos cansados ya de tanta pelea verbal televisiva hacía esos partido con intereses más territorialistas que nacionalistas, dividiendo así aún más el panorama político.
Y ahora sí señor Sánchez, ahora la que no puede dormir tranquila soy yo pensando en como acabará todo esto.