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Bienvenidos a mi Blog.
Brevemente os explico cual es el fin de dicho Blog.
Me considero una persona que disfruto y aprendo con todo lo que tengo a mi alrededor y he querido utilizar este medio para que otros también puedan disfrutar de mis conocimientos y experiencias.
No quiero centrar mis publicaciones en un solo tema, por ese motivo, lo mejor será que yo cuente lo que sienta y vosotros busquéis en este Blog lo que necesitéis.
Espero estar a la altura de vuestras expectativas, y que encontréis aquí toda la información y/o el entretenimiento necesario.
Ya solo me queda agradeceros que hayáis entrado en este Blog, y sugeriros que continuéis contando conmigo en un futuro.
Pero no quiero despedirme, si antes pediros perdón anticipadamente, por cualquier falta gramatical que pudiera cometer. Intentaré ser lo más perfecta que pueda, pero no puedo prometeros no equivocarme, jeje.

Gracias a todos por visitarme.

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viernes, 7 de noviembre de 2014

¿QUÉ HAN GANADO Y PERDIDO LOS ESPAÑOLES CON EL TRANSCURSO DE LOS AÑOS?


Hoy me levanté reflexionando sobre, ¿qué  hemos ganado con el paso de los años los españoles?. 

Intentando encontrar respuestas he buscado en los recuerdos de mi infancia.

Recuerdos donde aparece mi padre, un hombre humilde, levantándose cada día muy temprano, recorriendo kilómetros incluso a pié para llegar a su puesto de trabajo. Para él no era inconveniente su horario a turnos de mañana, tarde o noche, ni tampoco que su turno tocase en fin de semana y/o en festivos. Estaba orgulloso del respecto mutuo que existía entre la empresa y él, y su objetivo no era otro que el de desempeñar bien su trabajo y ser recompensado por ello con un sueldo que llevarse a casa. 

Nunca le vi quejarse, es más, siempre tenía una sonrisa en su boca a pesar de haber tenido que vivir una infancia y juventud difícil por la pobreza que azotó en aquellos años a gran parte de las familias españolas.

Recuerdo a un hombre feliz con su sueldo sencillo pero que, dado que el coste de la vida era mucho menor que ahora, le permitía tener a él y su familia una vida digna e incluso ahorrar para posibles imprevistos o, simplemente un capricho. 

Feliz porque había conseguido dentro de su humildad, ir ascendiendo por reconocimiento a sus méritos laborales dentro de la empresa. Empresa para la que trabajó más de 40 años y, donde supieron hacerle sentir que tanto él como sus compañeros eran el motor para que todo funcionase bien y que gracias al fruto de ese trabajo la empresa estaba obteniendo beneficios y no pérdidas.

Feliz porque eran tiempos donde en las empresas se premiaba el compañerismo y el trabajo en equipo. Tiempos donde se valoraba a la persona por lo que pudiera aportar a la empresa como trabajador y como persona,  no por lo que costase tenerle en plantilla.

Le recuerdo feliz porque. también había conseguido alcanzar sus objetivos como familia. Las necesidades diarias de los suyos estaban cubiertas, había adquirido una vivienda, disfrutaba de sus vacaciones viajando en familia, y lo más importante, había conseguido dar una buena educación a sus hijos para que el día de mañana ellos pudiesen optar también a conseguir los objetivos que se marcaran.

Pero sobre todo le recuerdo feliz porque, en su vida no existía ni por remota, la idea que pudiese llegar un día que no tuviese ni siquiera la opción de tener ese sueldo humilde, que pudieran faltar en su casa los alimentos mínimos, que no pudiese comprar los libros de textos de sus hijos o los medicamentos para sanar a su familia, que sus ahorros fuesen a ir destinados a compensar la diferencia entre lo que ganase y el coste de la vida, y menos aún que aquellos Bancos que regalaban cuberterías por ingresar los ahorros, dejarían sin miramiento alguno a familias en la calle para apropiarse de las viviendas que ellos mismos les vendieron con una sonrisa.

Así es como recuerdo yo el pasado, conviviendo con personas con valores como la humildad, honradez, respeto al prójimo, moralidad, compañerismo, tenacidad y mucho trabajo para conseguir alcanzar sus ilusiones.

Esos valores que yo viví ayer, son lo mismos que han imperado a lo largo de mi vida, aunque hoy me entristece ver que parecen entrar en conflicto con lo que circula por nuestra sociedad.

Tengo que decir que a mi juicio, aunque hemos avanzado en conocimientos y en tecnología, nos hemos olvidado de cuidar algo muy importante,  nuestros valores, esos valores que hacen que seamos mejores los unos con los otros y que nuestro entorno crezca en armonía, próspero y feliz.

Lo que me lleva a la conclusión, que tal vez no seamos conscientes de lo que estamos perdiendo y el riesgo que esto puede acarrearnos en un futuro.

Poco a poco nos estamos adentrando en un mundo hostil, donde valores como el "compañerismo" cae derrotado por la "competitividad".

En una sociedad donde la "valía profesional" queda anulada por el "amiguismo".

Donde la "ilusión" se ha convertido en "ambición".

Donde el "respeto al prójimo" es pisoteado en busca del "beneficio propio".

Un lugar donde la "justicia" es ambigua y palabra "democracia" solo es eso, una palabra sin sentido, ya que una minoría se ha hecho con el poder para dirigirla a su entera conveniencia.

Una sociedad donde el sentimiento de "esperanza" desaparece y, ocupa su puesto la "ansiedad".



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