El mes pasado un par de amigas y yo decidimos bucear por las páginas de compras por internet en busca de un estupendo regalo para una de nuestras amigas. Queríamos darle una sorpresa y celebrar su cumpleaños de una forma original.
Y, ¡ahí estaba!. Justo lo que andábamos buscando.
Un estupendo anuncio donde nos prometían un plan de lujo y una noche inolvidable.
¡Guao!. ¡Ibamos a ser las reinas de la noche Madrileña!.
Cenar y después ser trasladadas a la disco de moda en limusina. ¿Quién podía resistirse a celebrar así la fiesta sorpresa de cumpleaños?
Pues ni cortas ni perezosas que compramos los bonos.
Ahora sólo quedaba ponernos de acuerdo en el día y hacer la reserva en el número de teléfono que nos indicaba el anuncio.
¡Pues manos a la obra!
¡¡Ring!!, ¡¡Ring!!. Suena y suena el teléfono, pero no hay forma que descuelgue alguien al otro lado.
Me rindo y decido intentarlo otro día, y otro, pero sin resultado alguno.
No quiero pensar mal y decido probar suerte por las mañanas, a ver si es que están a tope por las tardes y por eso no me contestan.
Esta vez suena y suena, pero finalmente me atiende un caballero.
-¡Hola!. (El caballero al teléfono)
-Buenas tardes, llamo para reservar el bono que compre por internet para una cena, limusina y discoteca. Somos seis personas y lo querría para el día 24 a las 22:00 h. (Yo misma)
- ¡Ah, no!, lo siento pero la hora de comienzo es a las 18:00, bueno por haceros un favor como muy tarde puede empezar a las 18:30. (El caballero al teléfono)
- No puede ser más tarde, en el anuncio ponía que era cena y lo que me ofrece a esa hora más bien suena a merienda. Además tengo una duda, ¿qué haremos hasta la hora en que abran la disco?, ¿nos acercarán después Uds. en la limusina? (Yo misma)
- Pues lamento decirte que esa es la hora en la que se viene haciendo todo, y el viaje en limusina no será para llevaros a la discoteca, si no antes de entrar en el restaurante, luego podéis hacer lo que queráis ir por vuestra cuenta a la disco o no ir, eso ya es vuestro problema, yo os entrego los tickets y vosotras tomáis la decisión. (El caballero al teléfono)
- Entonces si no tenemos más opciones y queremos gastar los bonos, no nos queda otra que coger esa hora. Bien pues quedamos en el restaurante a las 18.30. La dirección del restaurante es la que pone en la oferta publicada, ¿verdad? (Yo misma)
- Pues no, lo siento pero ese restaurante lo han cerrado, se hará en otro, apunta la dirección.(El caballero al teléfono)
- ¡Al menos el menú será el mismo que publicaron en la oferta!. (Yo misma)
- Bueno (titubea), pues creo que no, allí te lo dirán, creo que tienen una par de menús para elegir. (El caballero al teléfono)
- Ok. nos vemos allí el sábado a las 18,30. (Yo misma)
Cuando acabamos la conversación mis amigas y yo nos quedamos con la pregunta del millón, ¿qué nos acontecería ese tarde?. Todo parecía posible viendo la conversación que habíamos mantenido con el caballero del teléfono.
¿Estaría el restaurante allí?, ¿nos llevarían en la limusina y nos dejarían tiradas por algún sitio?,¿nos cobrarían por entrar en la disco?...
Como todas tenemos buen encaje y las cosas nos las tomamos con humor, llegó el día tan esperado.
Nos reunimos las seis amigas en Guadalajara para ir juntas al destino.
Madrid nos estaba esperando con su cena, limusina y su disco de moda. Eso sí, viendo la hora que era (17:30 h), más bien parecía que habíamos vuelto a nuestros años de juventud cuando quedamos todas por la tarde a dar un inocente paseo.
Llegamos entre risas y un poco de escepticismo al lugar del encuentro. Allí nos estaba esperando lógicamente aparcada en doble fila dado su gran longitud, una limusina color rosa palo más vieja que Carracuca . Siguiendo con nuestro buen humor nos adentramos en aquel trasto y seguimos intentando disfrutar de la inolvidable velada. Tan inolvidable que un minuto más dentro y acabamos todas en el hospital intoxicadas con los gases que entraban al vehículo cuando el conductor pisaba el acelerador.
Pero nuestro propósito era que nada podría quitarnos la sonrisa esa tarde/noche, así que aunque salimos un poco atontadas del coche, supusimos que la deliciosa cena que nos aguardaba nos volvería a poner las tripas en su sitio y que la fiesta continuase.
Ja,ja,ja ¡Qué ingenuas y optimista somos!
Una vez entramos al restaurante, un amable camarero nos dirige a una mesa y nos pregunta que deseamos beber. Visto que todo lo prometido había cambiado, más bien le preguntamos a él, ¿qué es lo que podíamos beber?.
Con la comanda de bebidas escritas y sin darnos a elegir entre los menús que nos habían dicho que tendrían, el camarero desapareció para volver a aparecer esta vez con unos platos que parecían ser nuestras delicatessen. Aunque no tardamos en descubrir que no se parecían nada al menú publicado en el anuncio.
En aquel plato blanco, podían bailar un trozo de tortilla de patata, un canapé de salmón, otro de jamón que casi nos dejamos los dientes y para hacer bulto unas patatitas fritas que parece que siempre son de buen agrado.
La cara de todas nosotras fue de chiste, pero por supuesto que ninguna le hizo ascos al plato, ya que aún teníamos que aguantar unas cuantas horas más vivas si es que queríamos descubrir lo que nos depararía en la "Disco de moda". Ya era mayor la curiosidad que las ganas.
Mientras degustabamos nuestros menús, pudimos entablar unas palabras con la mesa de al lado, que al ver sus caras cuando les trajeron sus platos, supusimos que también ellos debían estar allí gastando los bonos obtenidos por internet.
Efectivamente, era un caso similar al nuestro. La única diferencia es que ellos pagaron menos porque contrataron un tapeo en lugar de cena como habíamos hecho nosotras, aunque aún no entendemos muy bien porque en ambas mesas habían servido lo mismo.
Por cierto, otro dato que nos pareció curioso fue que el restaurante que ellos habían contratado no era el mismo que nosotras contratamos, pero tampoco era en el que al final acabamos todos, la excusa para llevarles a ese fue que el otro lo habían cerrado. ¿Os suena esta respuesta?. Pues a nosotros sí, y en ese momento tod@s pensamos. ¡Hay que ver que casualidad que ambos restaurantes hayan cerrado a la vez en tan solo unos días!
Con la sonrisa en nuestros labios acabamos nuestros platos y salimos del restaurante rumbo a ninguna parte porque aún nos faltaban más de 4 horas para que la discoteca de moda abriese sus puertas.
Lo que pasó en esas horas fue lo más divertido de toda la tarde/noche, aunque lamento deciros que eso solo quedará entre nosotras.
Solo os puedo contar que terminamos la noche en la tan nombrada disco, donde sí, nos dejaron entrar y pedir una bebida gratis, ahora bien, eso de la zona VIP, sorteos, espectáculos, etc., se quedó en un espejismo al igual que el resto de lo prometido.
Aún así y por muy difícil que no lo pusieran esa tarde, nosotras sí que conseguimos disfrutar una velada inolvidable...aunque como habréis podido comprobar el mérito no podemos decir que fuese suyo.
Si por casualidad después de leer esto estáis pensando en esas compras que habéis hecho últimamente en internet, que no os entre el pánico. Afortunadamente no todo lo que circula por la red son verdades a medias o grandes mentiras.
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