Te veo caminar de un lado a otro, día tras día, implacable ante tus
quehaceres diarios.
No te quejas. Siempre estás para todos y sin embargo, nadie
percibe tu presencia.
Pero, ¿qué pasaría si un día no estuvieras ya aquí?
Cuando me planteo esa pregunta, noto un nudo enorme en el estómago, mi
cuerpo flaquea y mis ojos se van humedeciendo de ese líquido
salado.
¡No! Grito en mí interior. Me niego a pensar que pueda llegar ese momento
en el que quiera volver a sentirme segura entre tus brazos y no los pueda encontrar.
No puedo imaginar un mañana sin tu esencia, sin escuchar el sonido de
tu voz al otro lado del teléfono. Sin tus consejos, sin tus regañinas y sin esa
sensación cuando te veo de estar ya en casa.
Y es que, aunque ahora no compartimos el mismo hogar, siempre estaremos
unidas por los lazos más fuertes que pueden existir… los lazos de la vida.
A veces me sorprendo cuanto te veo emocionada ante nuestros logros en
esta vida. Y no te lo digo, pero ese gesto tuyo, me da fuerzas para seguir venciendo adversidades y
luchar con más fuerza ante lo que pueda venir.
Es en ese momento, cuando me gustaría que sintieses esos logros como tuyos, ya que procedemos de tu vientre y somos tu creación y tu esfuerzo.
Fuiste tú la
que nos hizo distinguir entre el bien y el mal, la que nos hizo comprender el
significado de respeto, honor, trabajo y un sin fin de palabras que hoy día
intento enseñárselas a mis hijos, al igual que hiciste tú conmigo en el pasado.
Tú nos llenaste de amor y de principios. Tú nos inculcaste el valor que anuló nuestros miedos.
Tú dejaste que nos
equivocásemos, pero siempre esperando con los brazos abiertos.
Así que recuerda siempre que, todo lo bueno que puedas ver en
nosotros, es el resultado de tu trabajo.
Es por eso que en
este día tan especial “El Día de la Madre”, he querido hacerte un homenaje dedicándote esta carta.
A ti mujer, a ti que nos das todo y no nos pides nada.
A ti que nos cuidas en las enfermedades y
echas a olvido tus dolores aunque sean mayores que los nuestros.
A ti mi madre y mi
amiga. A ti que nunca te digo lo mucho que te quiero.
A ti que quiero
agradecerte el haberme traído al mundo, porque sin ti yo no sería nada.
Desde lo más
profundo de mi corazón quiero que sepas que no hay nadie tan especial como tú… Te
quiero mamá.
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