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Bienvenidos a mi Blog.
Brevemente os explico cual es el fin de dicho Blog.
Me considero una persona que disfruto y aprendo con todo lo que tengo a mi alrededor y he querido utilizar este medio para que otros también puedan disfrutar de mis conocimientos y experiencias.
No quiero centrar mis publicaciones en un solo tema, por ese motivo, lo mejor será que yo cuente lo que sienta y vosotros busquéis en este Blog lo que necesitéis.
Espero estar a la altura de vuestras expectativas, y que encontréis aquí toda la información y/o el entretenimiento necesario.
Ya solo me queda agradeceros que hayáis entrado en este Blog, y sugeriros que continuéis contando conmigo en un futuro.
Pero no quiero despedirme, si antes pediros perdón anticipadamente, por cualquier falta gramatical que pudiera cometer. Intentaré ser lo más perfecta que pueda, pero no puedo prometeros no equivocarme, jeje.

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martes, 7 de enero de 2014

¿PODEMOS CONFIAR YA EN NUESTRA SANIDAD PÚBLICA?


Una de mis primeras publicaciones fue LA SANIDAD PÚBLICA, ¿REALMENTE CURA O ENFERMA?. En este artículo, intentaba plasmar una realidad que viene ocurriendo desde hace ya una decena de años.

Lo peor de todo, no es lo que ya hemos pasado, si no más bien la tendencia a ir empeorando día a día nuestra situación. A no ser, que de una vez por todas, nuestros dirigentes políticos dejen de mirarse el ombligo y empiecen a dedicar su tiempo a mirar lo que ocurre en las calles.

Si ya es difícil aceptar un fallecimiento de un ser querido por causas naturales, es casi imposible, perdonar a quienes permiten que ocurran cosas como la que ocurrió en Castellón de la Plana en Semana Santa, donde falleció una persona por no ser atendida al ser festivo y posteriormente al estar la máquina estropeada. La Sanidad valenciana pagará 90.000 euros a la familia de un fallecido.

Aún puedo recordar el sentimiento de respeto que tenía yo hacía el Doctor que venía a mi casa si tenía fiebre con la intención de curarme. Ese Doctor, que no le importaba salir de su consulta, ni robar unos minutos de su tiempo sin remunerar, para visitar a todos los que por circunstancias de salud, no podíamos acudir al centro médico. Y, su manera de despedirse con una amable sonrisa, diciéndome -"hasta mañana". Siendo cierta tal frase, porque volvía al día siguiente para constatar que mi estado de salud había mejorado.

Esto, sería casi impensable en la actualidad, pero una realidad cuando yo era niña.

Ahora, cuando me pongo enferma, si considero que puede ser leve o que puedo curarme sola, no levanto un dedo para pedir consulta. Y si considero que puede ser algo más grave, entonces, es cuando empiezo a temblar más, porque comienzo a recordar como me ha ido en las últimas ocasiones, de aquí  para allá, de consulta en consulta, viéndome un médico y otro, y otro, y cada uno con una opinión más cerca de lo opuesto que de lo unánime.

Y al final para qué, siempre acabo pagando consultas externas para conseguir una opinión con la que pueda atar los cabos sueltos.

Si le echamos imaginación, más bien nuestras enfermedades parecen un juego, los pacientes somos el dado y los médicos quienes van probando hasta resolver el misterio. ¡Qué no pueden o quieren  resolverlo!, pues le pasan la pelota a otro. Y lo más grave, si se equivocan y su juego acaba con un mal final, en la mayoría de los casos no hay penalización, ni culpa.

Se hace "RESET" y que pase el siguiente.

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